Sobre la Enseñanza para la Comprensión
Por Patricia León
Vision Action – FUNDACIES
EE.UU – Colombia
¿Por qué enseñar para la comprensión? Pero… ¿cómo no hacerlo? La comprensión es la habilidad para pensar y actuar, creativa y flexiblemente a partir de lo que sabemos, para resolver problemas, crear productos e interactuar con el mundo que nos rodea.
Al trabajar este concepto con educadores de diversos países de América Latina, hemos visto la necesidad de enmarcar la comprensión dentro de un ámbito aún más global: el ámbito de la AUTONOMIA. Entendemos por autonomía ” la capacidad del individuo para gobernarse a sí mismo, teniendo en cuenta el punto de vista de quienes lo rodean” (Piaget). Existen tres campos de acción en los cuales la institución educativa debe centrar sus esfuerzos: lo intelectual, lo moral y lo social. Estos campos tienen algo en común y es que para desarrollar su autonomía se requiere un alto nivel de pensamiento que nos permita entender diversos puntos de vista, salir de nosotros mismos y poder actuar en pro del bien común.
Es pensando en esto que el marco de la Enseñanza para la Comprensión nos ha llevado a una reflexión continua, facilitándonos la organización curricular, llevándonos al análisis de las estructuras de poder existentes en la institución, propiciando el ambiente para tomar decisiones sobre lo que vale la pena enseñar y la necesidad que tenemos de trabajar en equipo. Existen tres preguntas esenciales a las que el marco de la EpC nos invita. Preguntas que todo docente debe hacerse, no cada 20 años, sino siempre antes de comenzar un año escolar y de planear cada una de las unidades didácticas:
· ¿Qué queremos que nuestros estudiantes realmente comprendan? y ¿Por qué?
· ¿Cómo podemos involucrar a nuestros estudiantes en la construcción de estas comprensiones?
· ¿Cómo sabremos, nosotros y ellos, que sus comprensiones se desarrollan?
En el trabajo que hemos adelantado con maestros y maestras en algunos países de Latinoamérica y España hemos visto como estas ideas han ido echando raíces. Al principio, se tiende a equiparar lo que se ha venido haciendo con lo que el marco propone. Tiende a convertirse en algo instrumental, donde sólo se cambian nombres, pero la esencia continúa siendo la misma: propiciar solamente la transmisión de conocimientos y no el desarrollo de comprensiones que logren transformar realidades. A medida que el docente, administrador o investigador reflexiona sobre su práctica a la luz del marco de la EpC, se empieza a ser visible su pensamiento. Este se evidencia a través de las decisiones que toma sobre lo que enseña, los desempeños en que involucra a los estudiantes, las formas como les ofrece retroalimentación a los procesos de aprendizaje, las relaciones de trabajo que surgen entre colegas y las relaciones con el estudiante y el objeto de estudio.
Vale la pena anotar, que el marco de la EpC surge de la investigación realizada por miembros del Proyecto Cero de la Escuela de Graduados en Educación de la Universidad de Harvard, quienes se enfocaron en las experiencias exitosas de maestros y a partir de ellas consolidaron cuatro elementos comunes, que hoy conocemos como el Marco de la EpC. Lo interesante de este marco es que no pretende copiar modelos sino que nos invita a pensar en nuestros propios contextos, en nuestras propias necesidades y, que de manera autónoma, ante los problemas, encontremos soluciones y no culpables.
Quiero finalizar mencionando que el marco no es la respuesta a un problema en particular, más bien nos ayuda a enmarcar los problemas de nuestra práctica de tal manera que podamos inventar las respuestas. No es una metodología, ni una receta para escribir versiones finales de currículo, es un marco que nos ayuda a guiar la reflexión continua de nuestro quehacer para alcanzar cada vez más una verdadera Enseñanza para la Comprensión.
©Patricia León
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